martes, junio 21, 2011

Exposicion individual en el MUTEC "URBANITAS"



Mónica Muñoz construye ciudades densas, líneas rectas que devienen en calles, avenidas colgadas de tránsito, edificios amenazadores...

Tramas urbanas que nos enredan y nos contienen.

Jaulas biseladas y pixeleadas.

Espacios que pretenden señalar una diatriba hacia los “Tiempos modernos”, hacia la “industrialización”, hacia el “no lugar”. Pero la crítica de Muñoz Cid envuelve, en realidad, una mirada de complacencia.

Al contemplar las gráficas, somos incapaces de resistirnos a los sentimientos contradictorios que nos transmiten: cierta satisfacción citadina; cierta complicidad con el espacio que nos aplasta y nos envuelve, cierta identificación con el “smog” y los contaminantes.

La superioridad del asfalto.

La prepotencia del espacio urbano.

Nos sabemos industriales e industrializados, mecánicos y falsos.

Nos enorgullecemos de ser criaturas construidas, máquinas de cemento.

O de metal.

Robots con alma de software.

Estamos al tanto de que Mónica, demiurga menor, nos arroja —con una sonrisa compartida— justo al infierno que merecemos.

Y sin embargo, los y las urbanitas en pleno, nos levantamos en franca rebeldía y pregonamos el himno citadino.

Nos reconocemos invadidos por una alegría que de tan ficticia, roza con la mística.

Autoproclamamos una necesidad, que de tan imperativa, se vuelve tímida.

Ficticia, mística, imperativa y tímida. Un mundo de contradicciones. O lo que es lo mismo, la ciudad, cualquier ciudad.

Para describirla bastan un claxon apagado, un neón titilante, un aroma invasivo y nebuloso. Y el infierno se torna en cielo; cielo gris, pero cielo al fin y al cabo.

El paraíso recuperado en un mapa.

Dra. Maribel Vazquez Lorenzo

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